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jueves, 25 de julio de 2013

Profe, ¿puedo leer?


Centro Educativo Pavarotti, San Lucas Tolimán.  Estoy en una visita al centro, y voy un rato a la sala de música. Se acerca un grupito de tres niños y una niña, que no estudian allí. Sintiéndose  libres, se abalanzan hacia las baquetas de la marimba y la batería y se instalan en ellas, ruidosamente. Ya no hay música, hay ruido, pero del bueno. Cerramos el momento “musical” y al pasar por la biblioteca, en un acto mágico, el niño más grandecito ve los libros y exclama-pregunta: “¡Profe, ¿puedo leer?!” Con toda la alegría del mundo le contesto que por supuesto, que tome los libros. Los cuatro se sientan a las mesitas y por un rato ven, leen, tocan, preguntan. Todo eso, con sonrisas y miradas más que curiosas, ¡hambrientas de vida!

 Otra escena, más reciente. Dos niños, uno de 7 y el otro de 9, están  en una pequeña sala familiar de una casa de la capital guatemalteca. Han abandonado sus  típicos momentos de juego agitado y diverso, y se sientan, cada uno con un libro de la famosa escritora española Montserrat del Amo. ¡Están leyendo concentrados!  Saben que ella está en el país, y llegará en un rato a esa casa.

Cuando finalmente llega, después de un rato lector, la maravillosa mujer de 86 años se sienta con ellos a ver sus propios libros. Y conversan los tres, sobre los cuentos. Ellos le preguntan, ella les cuenta, les explica y la oyen con atención sabia. La escena es también muy espectacular, por la ternura que genera y la sabiduría que envuelve. ¡La mejor foto del año!

Ambos momentos tienen muchos valores y mensajes en común. El más grande, ¡hay esperanza en el mundo! La niñez puede ser lectora, puede aprender de los ancianos y ancianas, y viceversa. Los libros pueden estar en pequeñas manos que los acaricien y los amen. Es verdaderamente posible que la lectura placentera, generadora de desarrollo intelectual, no sea aplastada para siempre por los videojuegos, los playstations, wis y las tablets. Iluso sería pensar, ya sé, que los libros van a triunfar en una batalla contra  los dispositivos electrónicos y los formatos que privilegian la imagen. Es una batalla innecesaria por esa tendencia humana de no regresar en el camino de los avances tecnológicos. No la veamos, pues, como una batalla, sino como una necesaria e inevitable convivencia entre unas posibilidades y otras.

No podemos abandonar la lucha por la creación del  hábito y del gozo humano de leer libros (aunque sea en formatos electrónicos). Nuestros niños y niñas deben ser estimulados hacia su encuentro hermano con los libros. Pero también debemos apoyarlos en ello, porque en la creación de hábitos en las edades en que se puede, se hace fundamental contar con libros o tener las bibliotecas-ludotecas en las que puedan ir adquiriendo esa actitud. Se necesita que los libros sean accesibles. Bibliotecas y librerías deben ser espacios favorecidos por toda la sociedad.

En este sentido, la estrategia del Mineduc hacia la lectura debe ser acompañada y apoyada por todas y todos. Está claro que tenemos profundas críticas a estas autoridades, verdaderamente profundas, pero en algo tan importante y necesario, como el fomento a la lectura, todos debemos hacer cuerpo.


Ver niñas y niños leyendo, con alegría, bien metidos en ello, con los ojos queriendo devorar las hojas, los dibujos y las letras, es realmente un motivo para la esperanza. Conmueve e inspira. Así que, sin duda, no todo está perdido en nuestras luchas por la utopía de una sociedad mejor.

Fuente: www.s21.com.gt
Por: Carlos Aldana Mendoza

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